Paolo Díaz

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Tienes una idea de negocio, intuyes que muchas personas sienten un vacío, mantienen una necesidad latente, tienes la certeza de que nadie ha pensado en ellos y tú sabes exactamente el cómo y con qué necesarios para cerrar esa brecha en el mercado: Encontraste un nicho y probablemente, sea la primera vez que sientes que algo grande está por llegar, y lo más excitante es que, se trata de algo que tú vas a crear.

En el mundo de los negocios, un emprendimiento nace siempre de una necesidad intuida pero que tiene mucho sentido tomarla en consideración. Estadísticamente, si consultas con 10 personas de tu entorno, que comparten perfiles similares, y 5 de ellas concuerdan en que tu idea de negocio es algo que ellos comprarían, la probabilidad de que lo tienes en mente sea un éxito o fracaso, ha alcanzado el 50/50 que muchas empresas desearían alcanzar.

Ahora tienes gran parte del proyecto desarrollado, solo falta responder una interrogante: Qué quiero que digan mis clientes sobre mí?

Aquí es cuando necesitas pensar en “branding”.  

La gestión de la marca implica conocer cuales son las creencias y valores de tus potenciales consumidores, y asumirlas como el ADN de nuestro negocio. Con esta información, podremos darle respuesta a interrogantes tan básicas como:

Para qué/quién existo? Cómo me diferencio? Por qué estoy aquí y a quién represento? Sin duda alguna, esta etapa nos ayudará a conectar mejor con tus clientes. Generas valor a lo que representas, y asumes la responsabilidad de representar a tus consumidores. Ellos quieren ser como tú, identificarse contigo, llegar contigo a la meta que te traces.

Recuerda que en nuestras mentes, las interrogantes que nos hacemos frecuentemente son: Cuál es mi propósito? Cuáles son mis valores? Qué personalidad tengo/quisiera tener? Cuál es mi historia? Qué le prometí a la persona que más me importa? Es increíble como nuestro instinto ha buscado siempre personificar a las marcas, para hacerlas más creíbles, para atribuirles valores y creer en su reputación. Conectamos, le damos un lugar en nuestra mesa, la mencionamos cuando nos preguntan y hasta capitalizamos nuestras aspiraciones al usar el logo como símbolo de esa lazo, de ese vínculo poco reconocible, pero que garantiza que al momento de hacer una recompra, la marca que mejor gestionó la comunicación de esos valores, sea la primera en la intención de compra.

Como puedes ver, esto no se trata de una tendencia, de una moda que en caliente ha dado resultados pero que en algún momento se enfriará y volveremos a la vieja y tradicional manera de competir en el mercado. Seguiremos compitiendo, sin duda, pero esta carrera requiere de mejor manejo de información, mayor conocimiento de la realidad y una mejor conexión con el consumidor.  Invítalo a volver, y cuando regrese, recuérdale lo importante que es para ti, para la marca, para ese símbolo inexpresivo que sólo tomará la forma perfecta, cuando el consumidor sienta garantizada su satisfacción.